Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en territorio mexicano, cada 75 segundos hay un accidente laboral y cada 8 horas muere un trabajador a causa de lesiones en el trabajo.
En 2015 se registraron 425 mil accidentes laborales y murieron 1107 trabajadores, de los cuales, 37 mil accidentes y 220 muertes corresponden a trabajadores de la construcción.
Para ellos, las condiciones son muy adversas: 70 por ciento no cuenta con seguro social y miles están subcontratados de manera temporal.
Sus condiciones de trabajo son aún peores, en las obras no existen las mínimas condiciones de seguridad. Además, no cuentan con el equipo de protección básico, lo cual los expone constantemente.
Mientras un trabajador de la construcción gana alrededor de 110 pesos al día, poco más de tres mil pesos al mes, las grandes empresas constructoras ganan millones de dólares al año.
Un oficio que no es distinto en otras partes del mundo. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al menos 108 mil trabajadores de la construcción mueren en el lugar de trabajo cada año, una cifra que representa alrededor del 30 por ciento de todos los accidentes mortales ocurridos en el trabajo.
Datos de diversos países industrializados muestran que los trabajadores de la construcción tienen una probabilidad entre 3 y 4 veces mayor de morir a causa de accidentes en el trabajo, que otros oficios.
En los países en desarrollo, los riesgos asociados con el trabajo pueden ser de 3 a 6 veces mayor.