Las catástrofes no son naturales, sino resultado de omisiones y de falta de prevención y planificación ante los fenómenos de la naturaleza: ONU
- Autor
- Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
- Fecha de publicación
- 13 de octubre de 2021
Por su ubicación entre dos océanos nuestro país se encuentra en una situación vulnerable por la ocurrencia de huracanes, pero también convergen en esta geografía otras condiciones de riesgo como la de ser tierra de volcanes, con miles de estructuras tectónicas distribuidas en el territorio nacional y, por si fuera poco, una alta sismicidad en varias regiones, por lo que terremotos y erupciones volcánicas constituyen dos fenómenos naturales más que ocurren con cierta frecuencia en México.
En las recientes semanas, han sucedido una serie de eventos naturales cuyas consecuencias se califican como catástrofes: huracanes con lluvias intensas, copiosas y atípicas que han causado deslizamiento de laderas, desbordamiento de ríos y presas e inundaciones y, por otra parte, amenazantes exhalaciones del volcán Popocatépetl y un sismo de 7.1 grados con cerca de 1,200 réplicas a la fecha.
Estos escenarios dan razones más que suficientes para conmemorar el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres (DIRRD), hoy 13 de octubre, con el fin de promover una cultura para disminuir las devastaciones que generan estos fenómenos, mediante acciones de prevención y mitigación y el desarrollo de actividades de preparación.
En 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, nombre que cambió en 2009 con el nombre que hoy conocemos esta efeméride, al considerar la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) que “los desastres no son naturales, sino que son el resultado de las omisiones y la falta de prevención y planificación ante los fenómenos de la naturaleza.”
Se entiende como desastres naturales la pérdida de vidas humanas y materiales como consecuencia de fenómenos naturales, y la mayoría de esas muertes la ocasionan desastres naturales como eventos meteorológicos, en especial inundaciones, tormentas y olas de calor que han duplicado sus cifras durante los últimos 40 años. Otras causas son los eventos geofísicos extremos, en especial terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas.
Los datos duros en registros de la UNISDR evidencian la importancia de reflexionar y tomar acciones preventivas para evitar los efectos de los fenómenos naturales extremos, ya que, durante los últimos 20 años, más de mil 35 millones de personas, en especial mujeres y niñas, han perdido la vida como resultado de la exposición a amenazas naturales.
Otros 4 mil millones de personas han tenido que migrar y se han quedado sin hogar, han resultado heridas o lesionadas, o se ven obligadas a recurrir a algún tipo de ayuda de emergencia. Paralelamente, miles de infraestructuras y servicios básicos han sido destruidos y paralizados, y consecuentemente han causado más daños a la población y a la economía de los países afectados.
Muchos de los desastres naturales son consecuencia del cambio climático y, aunque resultan inevitables, los daños que causan pueden minimizarse si los gobiernos locales, regionales y nacionales emprenden esfuerzos y toman medidas concretas de preparación y respuesta ante las catástrofes.
La UNISDR ha lanzado la campaña Sendai Siete –Siete metas, siete años (2016-2022)–, para promover las siete metas del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, adoptado en esa ciudad de Japón en marzo de 2015, y que son las siguientes:
- Reducir la mortalidad mundial.
- Reducir el número de personas afectadas.
- Reducir las pérdidas económicas.
- Reducir los daños en infraestructuras vitales e interrupción de los servicios básicos, como la salud y la educación.
- Incrementar el número de países con estrategias de reducción de riesgos de desastres.
- Mejorar la cooperación internacional.
- Incrementar la disponibilidad de los sistemas de alerta temprana.
Este 2021 corresponde concretar la meta f): Mejorar considerablemente la cooperación internacional para los países en desarrollo mediante un apoyo adecuado y sostenible que complemente las medidas adoptadas a nivel nacional para la aplicación del presente Marco para 2030.
Generar una cultura de prevención ante fenómenos naturales exige de manera primordial educación, información y capacitación con el fin de estar preparados para poder ayudar en caso de un desastre, y que, sin estar permanentemente asustados, sepamos cómo prevenir y responder.
Como individuos podemos aguzar el sentido de observación. Por ejemplo, al entrar en un edificio ubicar la salida de emergencia más cercana. Asimismo, podemos instruirnos en internet sobre cómo responder ante un terremoto o una alerta de tsunami, además de educar a los más pequeños sobre cómo protegerse a sí mismos.
El DIRRD se ha transformado en una actividad mundial de gran importancia para aumentar el grado de sensibilización en torno a este tema, y se ha celebrado de diversas formas para alentar esfuerzos dirigidos a establecer comunidades y naciones más resilientes frente a los desastres.
De cara a los impactos sociales, económicos y ambientales suscitados por las catástrofes recientes en distintas poblaciones del territorio nacional, hagamos de esta conmemoración una oportunidad para reflexionar sobre qué podemos hacer individual y colectivamente para mitigar los efectos de los fenómenos naturales y del cambio climático que, en gran medida, es consecuencia de la acción humana.