Conciencia ambiental es una filosofía de vida que se preocupa por el medioambiente y lo protege con el fin de conservarlo y de garantizar su equilibrio presente y futuro, dicen unos. Otros indican que este concepto implica saber el impacto que dejan nuestras huellas en el planeta y cómo se terminan sus recursos, pero también es enseñar a otros sobre el cuidado del medio ambiente y la importancia de preservar los ecosistemas.

El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rodrigo Medellín, experto del comité de fauna de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, afirma que para proteger a las selvas, bosques, océanos y la biodiversidad, en general, “tenemos que pensar en qué cambios vamos a hacer en nuestra vida para reducir nuestro impacto en el medio ambiente. Todos podemos hacer algo. Y ese es un desafío: incrementar nuestra conciencia ambiental”.

Porque, argumenta, “de todos los desafíos ambientales que México tiene por delante hay uno que es vital para impulsar los demás: disminuir la apatía de los ciudadanos respecto de la crítica situación del medio ambiente, en especial de aquellos que viven en las ciudades”.

Estas expresiones nos orientan sobre la amplitud del concepto conciencia ambiental que alude al entendimiento, la comprensión y el amor a la naturaleza, al planeta, a la vida misma en todas sus formas.

El 27 de septiembre de 1993, un hecho trágico generado por el desconocimiento acabó con la vida de siete personas en la localidad de Avellaneda, Argentina, después de que sus vecinos arrojaron a la red del drenaje dos sustancias que al mezclarse se transformaron en el letal gas cianhídrico, hecho que conmocionó al mundo. Pocos años más tarde, la efeméride se convirtió en el Día de la Conciencia Ambiental.

Al igual que otras naciones, en México resonó el llamado a promover la responsabilidad ambiental de la población y evitar colocarnos en situaciones individuales o colectivas de vulnerabilidad; estar atentos al manejar adecuadamente ciertos productos que por su persistencia en el ambiente, explosividad, solubilidad o características de biodegradación alteran las condiciones normales de suelos, agua, tierra o aire y nos dejan expuestos a consecuencias catastróficas de variadas dimensiones.

Hoy, en medio de una pandemia que persiste, la naturaleza parece decir ¡basta! Basta a la depredación que los seres humanos, unos más otros menos, generamos con nuestros hábitos de vida, y nos presenta en 2021 una brutal sequía, incendios forestales de grandes proporciones, lluvias atípicas e inundaciones, entre otras muestras de su poder.

El comité español del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) considera que la deforestación, la contaminación del aire y del agua y el calentamiento global, por ejemplo, son consecuencia del estilo de vida que impera en nuestra sociedad.

Así, agrega el organismo , la educación ambiental y la conciencia ambiental nos ayuda a darnos cuenta de que cada acción que realizamos en nuestra vida cotidiana tiene una repercusión en el medioambiente. El medio de transporte que utilizamos para ir a trabajar, el uso de bolsas de plástico, el tipo de energía que consumimos, todo influye, y sugiere fomentar la conciencia ambiental desde la escuela, mediante ejercicios de educación ambiental para los más pequeños, y a través de iniciativas de sensibilización sobre las consecuencias que pueden tener nuestras acciones en el medioambiente.

Recomienda actividades escolares como la clasificación de residuos sólidos para tirar cada cosa en el contenedor que le corresponde; reutilizar materiales y visitar parques naturales para observar a los animales en su hábitat natural, lo cual ayuda a entender por qué es esencial proteger los recursos naturales, despiertan la conciencia ambiental desde la infancia y da lugar a generaciones más respetuosas con la naturaleza y su entorno.

En efecto, la educación ambiental es un detonante de conciencia ambiental.

El Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable (Cecadesu) sostiene que “la educación ambiental debe impartirse a personas de todas las edades, en todos los niveles y modalidades educativas, con la finalidad de que estas comprendan la naturaleza compleja del medio ambiente resultante de la interacción de sus aspectos biológicos, físicos, sociales y culturales.

En este sentido, añade Cecadesu, la educación ambiental concierne a toda la sociedad y debe dirigirse a todos los miembros de la colectividad según modalidades que respondan a las necesidades, intereses y móviles de los diferentes grupos de edad y categorías socioprofesionales. Como debe ser permanente y estar abierta a todos, conviene establecerla en todos los niveles educativos, tanto escolares como extraescolares.”

También las académicas del Instituto de Geología (IGL) de la UNAM Christina Siebe y Ana Cecilia Lopera consideran que la mejor manera de contrarrestar la contaminación de los suelos, el aire y el agua, y con ello el cambio climático, es la educación ambiental. Las acciones que se tomen al respecto sólo tendrán éxito si empiezan en el ámbito local: la casa y la escuela, porque si se logra crear conciencia en los niños, cuando sean adultos reconocerán y aceptarán la importancia de mantener nuestro entorno.

Siebe, del grupo de trabajo Suelo y Ambiente, del IGL, resaltó que la gente comienza a ser receptiva en ciertos temas ambientales; sin embargo, son pocos los sectores que han mostrado sensibilidad. “Como país, aún nos falta mucho por hacer”.

Expone que la educación ambiental es indispensable para entender la importancia de modificar nuestros hábitos de consumo, conservar los recursos finitos, cuidar a las especies en peligro de extinción y lograr una mejor convivencia con el medio ambiente, para que las futuras generaciones también lo disfruten.

Lopera, integrante del Laboratorio de Edafología Ambiental del IGL, indicó que gran parte de la sociedad tiene la idea de que el manejo de residuos urbanos o el cuidado del agua y el ambiente son problemas “de otras personas o del gobierno, pero nosotros mismos debemos implementar acciones sencillas, como depositar la basura en el lugar correcto”.